La Copa Libertadores entrega noches como esta. Pudimos vivirlo desde una experiencia no habitual: ver a Racing en terreno visitante, al alcance de los plateístas locales. Nos fuimos felices, pero todavía falta mucho. Esta es la crónica de una noche bien picante de Copa.
El trámite de acreditación se hace en una ventanilla que está sobre la Av. Juan B. Justo. A partir de ahí, tres pisos por escalera -luego de pasar por unos molinetes- para llegar al sector de prensa. Me recibió un tipo gigante vestido de gendarme, con botas negras y altas como si fuera un guardaparque de la Patagonia.
-¿Prensa local o visitante?, preguntó. Por encima de su hombro pude ver a Marcos Rojo y a Zuculini, junto a un grupo de dirigentes.
-Visitante, respondí.
Sin mirarme y con la credencial en la mano, soltó: “Espero que hoy estemos todos tranquilos” y me dejó pasar. "Arrancó rara la cosa", pensé.
La llegada a Liniers para ver a Racing por Copa
Llegué a las 17:30 a Liniers. El sol estaba a pleno y el tránsito, caótico. Junto a unos colegas nos acomodamos en el sector de prensa que estaba dividido entre una parte con pupitres y otra solamente con asientos. Entre los plateístas de Vélez y nosotros sólo nos separaba un blindex de baja estatura. Es importante saber esto, porque con el correr del partido la cosa se pondría heavy.
La experiencia de cubrir a Racing en otro club implica una especie de familiaridad entre la delegación -jugadores, dirigentes, empleados de Racing- y los medios partidarios que estamos allí. Somos como una pequeña comunidad en la que estamos todos juntos ante la multitud rival. Te saluda el que habitualmente no responde mensajes. Podes hablar mucho tiempo con alguien que en Avellaneda te contesta con monosílabos y hasta hay miradas cómplices con gente que no sabés quién es o qué hace. Pero al ser de Racing, estamos todos en la misma. Ya había estado en esta cancha y en este sector, pero la cantidad de gente esta vez era mayor.
Muy perseguidos, los hinchas de Vélez miraban desafiantes a través del blindex desde el comienzo mismo del partido. Los silbidos caían de todos lados en el calentamiento previo del equipo. El clima iba tomando un color de Copa y, aunque se enfrentaban dos equipos argentinos, la sensación es otra. La Copa se vive distinto
Racing arrancó mal y la prueba de Costas no funcionó
Martirena estaba descolocado. Se veía desde el principio. Elías Gómez y Machuca andaban desatados por la derecha de Racing y Mura no podía contenerlos. El laboratorio de Costas no funcionaba, el equipo estaba muy replegado y podía ver las caras de Sosa y Almendra, disconformes con el movimiento del equipo y el lugar de la cancha donde estaban. Bouzat manejaba la mitad de la cancha. Nardoni no hacia pie y Racing no arrancaba. Los temores del principio -al conocer la formación- se hicieron realidad: el equipo arrancaba muy atrás y Maravilla quedaba solo.
Los cruces entre el delantero de la Academia y Magallán arrancaron de entrada. En cada pelota dividida se buscaban, se topeteaban. Y después se seguían hablando. Sampaio los advirtió una vez y a la segunda amonestó a los dos. Agrandado por la gente, Magallán cometió un error de novato: se fue del partido. Empecé a observarlo en cada cruce y su obsesión era ganarle los duelos a Maravilla; lo hizo personal. Y lo pagó carísimo: antes de que se terminara el primer tiempo salió jugando canchero luego de un corte, tuvo un segundo control pésimo y se fue expulsado por una patada a Nardoni.
Ese fue el quiebre del partido. Al instante Liniers quedó en silencio y hubo un murmullo de decepción. La gente de Vélez también lo sabía.

Racing mejoró y se llevó un partido bien de Copa
En el segundo tiempo Racing cambió. Sosa pasó de líbero y el equipo aprovechó el hombre mas y los espacios. Empezó a dominar. Costas se dio cuenta de que el esquema inicial no iba y modificó para mejorar. Sin hacer cambios, Racing se encontró con una sorpresa: Guillermo sacó a Machuca, el mejor de Vélez en el primer tiempo. Y este Racing, que en Copa es inteligente, aprovechó su momento.

El mejor 9 del continente -y de los mejores en la historia de Racing- sacó del partido a Magallán y aprovechó la única que tuvo hasta ese momento. Gol de Racing, de Maravilla, a los 8 minutos para marcar la diferencia bien rápido. Otra vez el silencio en Liniers. Pero esta vez sin siquiera murmullos. Lo único que quedó flotando en el aire fueron los gritos de los relatores que estaban en la platea, además de los jugadores.
Sosa terminó siendo figura, Almendra fue el que intentó jugar, Solari fue el mas desequilibrante y Colombo sacó todo. Párrafo parte para Mura, que se ganó el lugar, y para Cambeses, quien respondió muy seguro: tapo dos difíciles -la de Pellegrini es buenísima, pero especialmente en los centros donde salió a cortar con mucha autoridad. A Zaracho, cuando ingresó, lo vi muy bien (¿se mete en la vuelta?). El resto de los cambios de Costas (Vergara, Conechny, Ignacio Rodríguez y Balboa) entraron para correr, sin gravitar.

El ataque a la prensa de Racing
La cancha se convirtió en un hervidero en contra de la prensa de Racing. Había plateístas que directamente no miraban el partido y nos insultaban a nosotros. Ninguno de nuestro lado respondió. Ni hablar cuando Quirós convirtió el empate, después anulado. Insultos, gestos, escupidas y hasta revoleo de cosas para el lado nuestro. Hubo colegas que sufrieron agresiones directas y hasta la rotura de elementos de trabajo. Estas cosas no pueden pasar. Incluso, hubo periodistas partidarios de Vélez que fueron directamente a agredir, sin entender de qué se trata esto.
Amenazas constantes, insultos, y hasta hubo un grupo que se juntó para esperar a los periodistas afuera. La seguridad privada (eran 3), estaba pintada. Por otro lado, vale decir también hubo otros periodistas locales que se solidarizaron con los colegas agredidos, pero toda la situación fue muy lamentable. Por supuesto, cuando el gol fue anulado las caritas eran otras. Pero ninguno de nosotros se prendió en las agresiones.
En definitiva, Racing ganó la primera serie y todo está abierto. Nos fuimos de Liniers después de ver la cara de Costas y los jugadores satisfechos con lo realizado, pero cautos. Aun falta mucho. A la salida, un dirigente me dijo "terminó el primer tiempo". Así se vive esta serie en Racing.
No hay que agrandarse ni pensar que todo está resuelto. Vélez es un buen equipo, con un buen entrenador y hay que jugar otra final. Pero en la cancha -especialmente en el segundo tiempo- se volvió a ver la actitud de este equipo en la Copa. Eso no se negocia.
Hay que hacer notar la localía como siempre!!!