Me caigo y me levanto, Racing

Licha López, as de espadas en Racing

Demostrar que se puede. Eso ya quedó claro. Para Racing no es ningún impedimento levantarse. Eso jamás. “Esta vez les voy a llegar”, había dicho un señor llamado Eduardo Coudet en la previa del clásico de Avellaneda. No quedan dudas, más allá de algunos cuestionamientos. Este equipo sabe lo que es caerse y levantarse. Golpearse muy fuerte, casi al punto de la inconsciencia. Tropezarse y enderezarse. O apenas recibir un correctivo, como ocurrió la última semana. Lo cierto es que siempre este equipo ha dado signos de vitalidad en momentos no tan buenos. Y lo demuestra siempre, no sólo como lo ha hecho esta noche, en el triunfo ante Estudiantes por uno a cero.

Durante toda esta temporada, el gran nivel del conjunto de Avellaneda no ha posibilitado tantos tropiezos. Pero cuando le ha tocado recibir un cachetazo supo no desviarse del foco. Le pegaron y la devolvió, como en el barrio. Cada vez que cayó duramente o simplemente algo intentó desorientar a este Racing con un traspié, como la eliminación ante Corinthians, los soldados del Chacho regresaron a la senda del triunfo.

Está claro que la pronta salida de los dirigidos por el Chacho de la Copa Sudamericana no hizo sucumbir al mundo Racing ni mucho menos. Tampoco generó tristeza o preocupación. Todos los cañones apuntan al objetivo principal: la Superliga.

Siempre que llovió, paró

En la temporada corriente, esta es la cuarta vez que la Academia se repone luego de un resultado no positivo. Claramente, las reivindicaciones más significativas tienen que ver con el después de las duras derrotas ante River, tanto en la Copa Libertadores 2018 como la de tres semanas atrás.

El 29 de agosto, Racing cayó por tres a cero en el Monumental y cargó con una eliminación sumamente dolorosa. Sobre todo, por la gran primera fase que había realizado con apabullantes goleadas ante Cruzeiro y Vasco Da Gama. Cuatro días más tarde, recibía a Rosario Central con el objetivo de trepar a lo más alto del campeonato. Y allí se cargó al equipo dirigido en ese entonces por Bauza por dos a cero, para quedarse con la punta y no largarla nunca más. Pero como si fuera poco, hilvanó tres victorias más: Lanús, Unión y Argentinos Juniors.

El después del traspié copero no fue la única vez que la Academia superó un mal momento. Por la fecha nueve, Racing caía inexplicablemente ante San Martín en Tucumán por dos a uno. Pero como después de la tormenta siempre sale el sol, una semana más tarde el puntero ajusticiaba a San Lorenzo por el mismo resultado que había caído la jornada anterior. Sí, a modo de desquite. Y otra vez en el Cilindro.

La última antes de lo sucedido hoy tiene que ver más con la historia actual, porque tiene como significado un espaldarazo anímico de cara al final del torneo. La estantería de la Academia volvió temblar con el puñetazo recibido otra vez ante los dirigidos por Gallardo y en su casa. En la jornada 18, perdió los tres puntos ante el rival de Núñez que por lo menos por ahora, se le presentaba adverso. Pero la respuesta llegó después. Dos triunfazos categóricos tremendos ante Godoy Cruz de local por tres a cero y nada más y nada menos que en el clásico de Avellaneda, dándole fin a los reproches históricos que rotularon a este equipo como aquel que no daba la talla en partidos claves. Pero nada más lejos de eso que este Racing que está por encima de toda adversidad.

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