"En este partido se me mezclan las cosas"

A pesar de hoy entrenar a Sarmiento y ser el próximo rival de la Academia, la sangre le tira para otro lado. En conexión directa con el corazón, se mete de lleno en lo que más le gusta: hablar de Racing.  Y cada vez más, acaso. De su pasión, de los colores que adora, de ese amor por el club que su familia le fue inyectando desde que era un bebé aún sin modular palabras. Se lo siente conmovido a Fernando Quiroz cuando responde sobre su Academia. Y mucho más al momento de revelar un secreto que tenía guardado en lo más profundo de su ser. "Juan, se llamaba Juan Fassi. Era mi abuelo. El alma mater de toda la familia hincha de Racing. Después de su muerte, vino mi tío. me dijo y me mostró: ´'Esto es lo que tu abuelo llevaba siempre a la cancha. Así que fijate lo que podés hacer'. Yo ya estaba jugando en Racing, esto fue en el año 97. Hablé con el Conejo Cerruti (utilero en ese entonces) para comentarle lo que quería hacer. Y lo hice: enterré las cosas de mi abuelo en la cancha del Cilindro. Me acuerdo que fue en una mañana", le cuenta Teté a Racing de Alma.

 

Teté en Racing

-¿Qué elementos eran?
-Un reloj, una gorra, una billetera, un llavero... Tres o cuatro cosas que él siempre llevaba a la cancha. Soy socio vitalicio porque mi abuelo y mi tío quisieron desde el día que nací. Y desde que tenía dos años ya me llevaban a la cancha. Ahí arrancó mi fanatismo.

-¿Les contaste a tus compañeros lo que enterraste?
-No, nadie lo supo. Sólo mi entorno familiar. Cuando íbamos a practicar a la cancha principal o a jugar, yo me iba para ese lado. Hacía un recorridito antes.

-¿Te pusiste a pensar alguna vez si eso seguirá ahí "guardado"?
-Debe estar, seguro. Porque no se enteró nadie. Es la primera vez que cuento esto. Lo enterré bastante profundo.

-Vas a tener que enfrentar a Racing con Sarmiento. ¿Muy difícil eso?
-Me tocó enfrentarlo dos veces, una con San Martín (SJ) y otra con Aldosivi.

-¿Y cómo fue eso?
-Muy difícil. A mí me cuesta mucho separar lo profesional del hincha. A otros no sé si les pasará, pero a mí sí. Es el único partido en el que se me mezclan las cosas. Te digo más: si pudiera elegir, a ese partido lo eliminaría del fixture. Como si no existiera.

-¿Pensás en volver a Racing a trabajar?
-Cada vez tengo más ganas. Cuando se despidió Diego Milito y fui de invitado, me agarraron ganas de volver a estar en el club. Cuando hicimos la pretemporada con Sarmiento, en este verano, nos prestaron un par de días las canchas del Tita para ir a entrenarnos. Me puse a mirar todo eso. Quiero volver pero a trabajar en las Inferiores cuando me den la posibilidad. Ya lo tengo decidido.

-¿Sólo en Inferiores?
-Sí, porque quiero ir y estar un tiempo largo ahí. Es quedarme en mi casa y hacer cosas desde adentro... Dirigir la Primera de Racing no me moviliza tanto, sino ir al club y quedarme un tiempo largo con los más jóvenes para aportarles todo lo que he vivido en el club. Me gustaría estar en los temas organizativos.

-Que el club esté ordenado te deben dar más ganas...
-Claro. Yo hablo con muchos de los que trabajan ahora ahí y tienen todas las condiciones. También hablo con los dirigentes. Es momento en el que podés ir a trabajar tranquilo.

-¿Te hicieron algún sondeo desde las juveniles de Racing ya?
-Tengo muy buena relación con los dirigentes. Siempre hablo. Me hicieron dos veces la propuesta. En su momento me ofrecieron dirigir la Reserva y ser el veedor de las demás categorías. Si me ofrecen alguna categoría, se puede hablar todo.   

-¿Creés que en tu época de caos habrían llegado mucho más lejos con el contexto actual?
-Nunca pensé eso. Yo digo que a cada uno le tocó una parte. Y fue bueno que en ese momento difícil tocara un grupo tan comprometido con el club como el que había. Había integrantes muy identificados con la camiseta y otros compañeros que se fueron enganchando con eso. Había muchos referentes que tenían mucho amor por la institución, como los casos de Gustavo (Costas) y el mío. Si no, no habríamos superado así ese momento. Eso fue mejor que si ocurriera en un plantel que se podía dispersar rápidamente, sin nadie predispuesto a sufrir y a poner el hombro por el club.

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