"Boxear en Racing me cambió la vida"

Nicolás Reynoso se pone los guantes y se sube al ring de RDA. En una entrevista profunda, el púgil de la Academia nos abre su corazón y nos cuenta cómo es la vida de un luchador. El “Negro”, como lo apodan en el club, tiene 26 años y hace tres semanas se quedó con el trofeo “Guantes de oro” en la categoría 75 kilogramos. Nico atiende el teléfono algo tímido, el ruido del colectivo apenas deja distinguir su voz. Mientras viaja en el bondi desde Temperley hasta Avellaneda rumbo a la academia de boxeo “Horacio Accavallo”, ubicada a metros del estadio "Presidente Perón", comienza a soltarse y confiesa: “Antes de empezar a boxear tomaba de más, no me cuidaba en las comidas y andaba en cualquiera”.

-¿Qué recordás de tu infancia?

-Nací en el barrio La Perla, en Temperley. Aún hoy sigo viviendo ahí. Tuve una infancia feliz, mi familia siempre se esforzó para que no me faltara nada. De chico recuerdo que jugaba todo el día a la pelota en el potrero.

-¿Jugabas bien?

-Ponía mucho huevo y era aguerrido pero era medio “patadura” (se ríe).

-¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser boxeador?

-Siempre fui un apasionado por este deporte, pero recién comencé a entrenar hace dos años en el gimnasio La Perla, allá en mi barrio.

-¿Cómo vive tu familia que hayas elegido calzarte los guantes?

-Me brinda un apoyo inmenso. Vivo con mi abuela, mi hermana y mi papá. Ellos se encargan de darme fuerzas para que siga adelante y me entrene con todo. Mi vieja y mi otra hermana no viven conmigo, pero toda la familia se reúne para verme boxear. Igual, mi papá, cada vez que arranca mi pelea, se va del gimnasio hasta que termine porque se pone muy nervioso.

-¿Cómo se dio tu llegada a Racing?

-Gracias a la recomendación de un Profe del gimnasio La Perla a mi actual entrenador Maximiliano Tejada. Me fui a probar junto con Franco Madoery, quedamos seleccionados los dos y nunca más dejamos de entrenar.

-¿De qué manera los apoya el club?

-La verdad, boxear en Racing me cambió la vida. Los excelentes profesionales que nos acompañan y los materiales de lujo a la hora de entrenar hacen que cada día me sienta más fuerte.

-¿De qué trabajas?

-Lamentablemente, hace tres meses me echaron del laburo. Era ayudante de un marmolero. Me levantaba a las seis de la mañana y laburaba hasta las seis de la tarde. De ahí me iba a entrenar y volvía a mi casa a las once de la noche. Ahora me mantengo gracias al apoyo de mi familia.

-¿Cómo te sentís en la previa a una pelea?

-Con muchísima ansiedad. Suelo pelear último en las veladas y eso hace que esté desesperado por subir al ring. Cuando estoy ahí arriba me olvido de todo.

-¿Cuál es tu mejor golpe?

-El cross de derecha. Si logro meter uno bien puesto, el rival queda desarmado.

-¿Cómo viviste el gran triunfo ante Nahuel Tejada que te consagró como campeón del trofeo “Guantes de Oro”?

-Con mucha emoción. Fue una felicidad enorme quedarme con ese título. Les agradezco a los Profes que prepararon un plan de pelea espectacular. Le gané a un rival muy bravo. Ahora, este sábado, enfrento a Leandro Almirón por el torneo Regional. Va ser un combate durísimo.

-Racing sacó tres campeones en los últimos tres meses, ¿a qué crees que se debe este gran crecimiento?

-El club nos da un apoyo bárbaro. Diego Oppedisano, nuestro coordinador, está siempre dándonos una mano para que no nos falte nada. Maxi y Nestor (los entrenadores) son dos bestias, no paran un segundo.

-¿Qué relación tenés con los otros dos campeones del club, Madoery y Miguel?

-A Franco (Madoery) lo conozco del barrio, es un pibe bárbaro. Isaías (Miguel) tiene unas condiciones sobresalientes, le veo un futuro enome. Se lo merece, es un chico muy humilde.

-¿Alguna vez tuviste miedo antes de subirte al ring?

-En mi primer combate estaba muy nervioso, sobre todo porque era sin protección. Este año, por suerte, cambió la ley y se comenzó a usar el cabezal (protector para no recibir golpes en el rostro). Hoy en día vivo las peleas con mayor tranquilidad.

-¿Y te genera temor lastimar gravemente a un oponente?

-No, la verdad que no. Arriba del ring sólo pienso en ganar. Este es un deporte muy noble. Arriba del cuadrilátero te matas a piñas y después te ves con tu rival en el vestuario y te cagás de risa. Ojo, también hay algunos a los que se les sale la cadena…

-¿Podés contarnos algún episodio en particular?

-Hace poco, cuando le gané a Nahuel Tejada, sonó la campana finalizando el último asalto y me embocó dos cabezazos y una piña con el round ya terminado.

-¿Cómo reaccionaste?

-Me la tuve que bancar. El estaba muy caliente y no actuó con buena leche. Encima el referí lo vio y se hizo el boludo.

-¿Qué significa Racing en tu vida?

-Todo. Es lo único que hago. Es un club que te llena de prestigio, si no estuviera acá no sé qué sería de mi vida. Antes de empezar a boxear andaba en cualquiera. Te repito:  tomaba un poco de más y no me cuidaba en las comidas. Cuando entré en Racing me puse las pilas y todo eso quedó de lado.

-¿Cuál es tu sueño?

-Estar acá en Racing ya es un sueño cumplido. Otro que me queda por cumplir es ser boxeador profesional. Ojalá, algún día, lo pueda lograr.

Nicolás se baja del colectivo y entra al gimnasio de Racing, dónde su sueño se hizo realidad.

Autor: Juan Manuel Gorrochategui.

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