“Dios tuvo mucho que ver en mi gol a Cruzeiro”

Sencillo, amable y con sumo entusiasmo nos atiende Omar Catalán, aquel delantero que llegó a Racing de la mano del Coco Basile a finales de la década del '80 y que al poquito tiempo tocó el cielo con las manos al convertir el gol decisivo en el partido de vuelta de la final de la Supercopa 1988, contra Cruzeiro en Belo Horizonte, para que la Academia se quedara con el título. El Negro, que ahora es misionero evangélico, le cuenta a RdA sus inicios como futbolista, sus vivencias en aquel equipo campeón y cómo fue pasar de la gloria de coronarse en Brasil a prácticamente el ostracismo de retirarse de la actividad profesional. Un hombre con muchísima fe, que predica su religión y sus creencias, utilizando como puntapié inicial aquella definición memorable en el Estadio Mineirao. Seguí leyendo este mano a mano imperdible con un verdadero campeón.

-¿Cómo comenzó tu carrera de futbolista?

-Sin dudas, dentro de la panza de mi vieja. Ella siempre me dice que yo ya pateaba antes de nacer. Mi viejo era fanático del fútbol y los genes ya de entrada hicieron que me encantara la pelota. Nací en Caseros y siempre jugué en equipos del barrio. Arranqué a jugar en Almagro cuando tenía 16 años. En Primera me toca debutar a los 19. Hice cuatro años de Inferiores, no fue para nada sencillo, porque alternaba mucho en el banco de los suplentes y a veces hasta ni concentraba, pero con perseverancia lo pude lograr. Había jugado de defensor y de delantero cuando era más chico, pero de punta fue que debuté.

-¿Cómo se da tu llegada a Racing?

-Fue una serie de pasos que fui dando. Primero me tocó salir campeón con Almagro, algo muy difícil en el Ascenso, y de ahí pasé a Quilmes, en donde hice una muy buena primera rueda. Era un torneo para ascender, había que salir campeones y por suerte pudimos lograrlo en 1986. Justamente, siendo jugador de Quilmes, antes de un partido viene un allegado a la confitería del club y me comenta del interés de Racing. Me lo tomé tranquilo, aunque obviamente desde ese momento quedé muy pendiente a que se pueda dar el paso, que efectivamente se hizo una vez que terminó la temporada. Fue una alegría inmensa.

-¿Qué hay de cierto que de chico eras simpatizante de Independiente?

-Es cierto pero no me molesta decirlo, en mi familia eran hinchas de ese cuadro. Acá en Argentina la gente es muy pasional y siempre a los hijos quieren hacerlos del mismo equipo que uno. Yo era hincha de Almagro y en los primeros años de vida simpatizaba por ese equipo, pero lógicamente con las vueltas de la vida y del fútbol, me volví hincha de Racing sin lugar a dudas.

Con la Supercopa ganada ante el Cruzeiro.

-¿Te acordás como fue tu debut en Racing?

-Sí, esas cosas son inolvidables. Fue un 25 de octubre de 1987, en un partido como local ante Argentinos Juniors. Íbamos perdiendo 2 a 1 y me toca entrar por Vázquez. A los pocos minutos de entrar me cometen una infracción dentro del área y logramos el empate a través de ese penal. Terminamos 2 a 2.

-¿Qué sensaciones tuviste ese día en el Cilindro?

-La de querer quedarme a vivir ahí. La gente de Racing te hace sentir muy cómodo, es la más compañera de todas. El Coco Basile, al ponerme, me dio toda la confianza, tanto él como el Panadero Díaz siempre nos alentaban.

-Al año siguiente de ese debut llega la Supercopa...

-Un título que marcó mi vida, sin dudas. En ese entonces estaba en el mejor momento de mi carrera. Luego de haber arrancado algo intermitente, me empiezo a destapar justo cuando arranca esa competencia. Yo tenía como compañeros arriba al Mencho Medina Bello, a Walter Fernández y al Toti Iglesias. En la Supercopa arranqué como titular y sólo entré como suplente en la revancha contra el Santos acá.

-Casi que entraste por la ventana a jugar el partido de vuelta de la final contra Cruzeiro y terminaste siendo el héroe. ¿Cómo fue eso?

-Yo sabía que no había hecho un gran partido en la final jugada en Avellaneda, que ganamos 2 a 1. Si bien me habían cometido el penal, no había tenido grandes intervenciones. Pensé que el Coco se iba a inclinar por otro compañero para jugar en Brasil, pero por suerte me volvió a tocar a mí. De hecho, hasta me sorprendí cuando me nombró diciendo que volvía a ponerme como titular.

-¿Cómo fue que Racing se haya coronado tras una sequía de 21 años sin títulos, en Brasil y con un gol tuyo?

-Claramente íbamos de punto. Antes, ir solamente con un gol de ventaja a Brasil era prácticamente haber perdido la serie. Nosotros solos confiábamos en el grupo. Me acuerdo que estábamos todos muy concentrados, mentalizados en que no se nos escapaba, muy metidos en levantar la Copa.

-¿Qué te acordás de aquella noche en Belo Horizonte?

-Hicimos reconocimiento del campo de juego, que antes eso no existía. Pero hay una curiosidad. Cuando empezamos a probar al Pato Fillol en el arco, yo tenía la necesidad de que algún disparo mío tocara la red para ganar confianza. Yo vivía del gol y estar confiado me hacía muy bien para entrar enchufado al partido. Lo que serán las vueltas de la vida que después, en ese mismo arco, termino convirtiendo el gol.

-¿En qué pensaste cuando entró la pelota?

-Quizás en nada, solo quise abrazarme con todos. Ni siquiera caí después del partido, sino recién cuando volvimos acá y la gente nos recibió con muchísima euforia, cariño. Increíble locura, pero hermosa. No fuimos conscientes de lo que logramos esa noche en Brasil hasta un tiempo después. Fue cumplir un sueño. Había una catarata de periodistas buscándome desaforados, la gente vino a recibirnos en gran número. Recuerdo con mucha alegría que ni bien salimos del aeropuerto hacía un frío de locos, era de madrugada y había una caravana infernal de autos de hinchas de Racing.

-¿Cuál fue la clave de aquel grupo para ganar un torneo internacional?

-Hay algo que no es matemática, pero te da un porcentaje elevado de chances de poder pelear algo. La clave es el grupo humano, a partir de ahí se va gestando el resto de las cosas. Éramos toda buena gente, había líderes, había chicos jóvenes, había un gran conductor de grupo como el Coco Basile y todos tirábamos para adelante. Basile fue fundamental por su experiencia, por su valentía y por tener llegada con el plantel. Sabía motivar y no hablaba de más. El Panadero Díaz también fue vital en ese grupo.

-¿Por qué motivo te fuiste de Racing luego de haber sido importantísimo para ganar la Copa?

-Por un tema con el representante que tenía en ese momento, que no llegó un acuerdo con el club. A mí los dirigentes y el técnico me querían, pero como mi agente no arregló su dinero, increíblemente me tuve que ir del lugar donde más feliz me sentí como jugador. De ahí pasé a jugar en Deportivo Armenio, que también estaba en Primera.

-¿Y cómo fue ese paso a un club de mucha menor jerarquía?

-Durísimo en todo sentido, para mi ánimo, para mi cabeza, pero lamentablemente son cosas que pasaban en ese entonces. En Armenio estuve un año y luego decido retirarme, nunca pude asimilar aquel golpe de haberme ido de Racing y a los 29 años terminé largando. Mi representante me había prometido varias cosas que nunca cumplió, como por ejemplo llevarme a jugar a Europa. Hoy, con esa edad, uno está en su esplendor, pero a mí se me había hecho muy cuesta arriba. Me enojé y largué todo.

-Ya alejado del fútbol, estuviste un tiempo laburando en un taxi...

-Sí, fueron varios años compartiendo el taxi con mi viejo, peleándola en el día a día como cualquiera.

-Me imagino el sinfín de hinchas de Racing que habrás levantado por la calle...

-Uf, muchísimos, y además desde el asiento de atrás se podía ver mi licencia con mis datos y ahí, el que no se había avivado que era yo, terminaba dándose cuenta. Hasta tuve la suerte de que Quique Wolff me haya entrevistado para su programa arriba del tacho. Siempre fui un agradecido de tener laburo. La gente de Racing siempre me mostró mucho cariño en todas partes, hasta me siguen agregando en Facebook, ja.

-Desde que te retiraste, ¿fuiste muchas veces al Cilindro?

-Fui por algunos homenajes que nos han hecho, pero no soy mucho de ir a la cancha. Generalmente estoy con muchas actividades los fines de semana. Siempre estoy dando charlas.

Omar, en una de las tantas charlas que les da a los jóvenes.

-Actualmente estas muy abocado a la religión y a la fe...

-Así es. En el año '92 alguien me habló de la Biblia y del mensaje de Jesucristo. Hasta ahí yo profesaba mi religión católica, pero nunca me habían hablado de una manera tan profunda. Desde ese momento algo cambió en mi vida para hacerla mucho más completa aún. Yo venía buscando a Dios desde hacía un tiempo, y a través de la oración pude encontrarlo y que sea mi salvador. Arreglé mis cuentas con él, eso es lo que hice. Le pedí que ingresara en mi corazón y a partir de ahí todo fue mejorando. Ésa es mi verdadera religión.

-¿Cómo vinculás en tu vida a la religión y al fútbol?

-La pelota me había dado todo, especialmente Racing en ese tramo que ganamos la Supercopa, y la religión me dio ese propósito que me estaba faltando. En el fútbol no gané mucho dinero pero no me importa porque lo que sí tengo es un propósito de vida, pude unir estas dos pasiones y volverme más completo. Hoy soy misionero evangélico junto con mi esposa, nos dedicamos a tiempo completo, nadie me obliga a nada pero me encanta contarle a las personas como yo logré encontrar este camino.

-¿Solés mencionar momentos de tu carrera como futbolista en las charlas que das?

-Siempre, de hecho cuando charlo con los más jóvenes suelo usarlo como punto de partida. Mis charlas suelen darse en campamentos, en eventos, hasta en algunos torneos relámpagos de fútbol que se organizan, y en todos ellos trato de contar mi historia en el fútbol para vincularla con mi actualidad. Ahí se genera un espacio para preguntas y siempre sale a la luz aquella noche mágica en Belo Horizonte. El fútbol significa mucho para mí pero no es todo, claro está.

-¿Creés que Dios tuvo que ver con aquel famoso gol que convertiste?

-Absolutamente. Con él, Dios tuvo un propósito para mí: que yo pudiera difundir el mensaje de salvación. Fue el que me permitió tener una vida más cristiana, más completa, y estoy convencido en que él tuvo mucho que ver con ese gol.

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2 comentarios en ““Dios tuvo mucho que ver en mi gol a Cruzeiro””

  1. Joae Raul MorenojO JrER.j

    Omar , te respeto como jugador de Racing simbolo de aquel hecho historico , y alguna vez de casualidad te encontre renovando el registro de conducir, y vi que eras por sobre todo una excelente persona que realmente encontro su rumbo en la vida y hoy puedes enseñarle a muchos que la vida no es solo ganar dinero . sino estar a cuentas con DIOS como bien decis en la nota . un fenomeno crack , abrazo Racinguista .-

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