El día que Racing fue más Racing nunca

1999 ya había sido demasiado para Racing. La amenaza de liquidación de bienes, la irregular participación en el Torneo Clausura, el desmembramiento del equipo que culminó tercero el Apertura del '98, con partidos de alto vuelo y 33 puntos. Una deuda monstruosa y la espera del decreto "quiebra con continuidad" que al club le renovaba la permanencia cada seis meses y le daba tiempo de renogociar la deuda con los numerosos acreedores. Ese era el panorama y un nuevo Apertura se avecinaba.

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Apostando a juveniles de las Inferiores, sobre todo a los que fueron campeones en Cuarta División, y por la continuidad de la dupla técnica de Gustavo Costas y Humberto Maschio, elegida por la síndico Liliana Ripoll, la Academia necesitaba un buen caudal de puntos para no sufrir con los promedios. Para la temporada 1999/2000 aparecía un nuevo término en el fútbol argentino: la Promoción. Ya no descendían sólo el 19no y 20mo de la tabla porcentual sino que el 17mo y 18vo debían jugar dos partidos ida y vuelta ante el 3ero y 4to de la B Nacional para permanecer.

Racing había culminado en el puesto 13 de 20 el Apertura 1997, 18 de 20 el Clausura 1998, 3 de 20 el Apertura 1998 y 14 de 20 el Clausura de 1999, donde no podía disputar algunos partidos por no tener autorización judicial y luego debió completar una importante suma de juegos pendientes con equipos mechados entre titulares y juveniles. El resultado no fue el mejor. Sin dudas la situación de Racing con los promedios, después de muchas temporadas, volvió a ser incómoda.

Rubén Milesi, Mariano Otero y Leandro Baleirón fueron los únicos tres socios que sacaron un abono a platea antes del inicio del torneo. La situación de Racing no era la mejor y la del país tampoco. La convertibilidad empezó a navegar por sus últimos años y 540 pesos era un lujo que pocos podían darse. El primer cachetazo histórico fue por la extinta Copa Mercosur. Palmeiras, en Brasil, le propinó a Racing su peor derrota internacional: 7-0. Los augurios para una nueva temporada eran muy negativos.

Mientras Racing, ya con varios suplentes de un equipo de menor presupuesto, continuaba con la participación en dicha copa, sus hinchas defendieron, con su humanidad y de forma literal, el remate de la sede Villa del Parque. El Apertura se puso en marcha. Racing se trajo un valioso empate de Córdoba ante Talleres (1-1), otro idéntico resultado ante el último bicampeón, el Boca Juniors de Carlos Bianchi, y en la Bombonera, uno más ante Chacarita en Avellaneda (2-2), el siguiente ante Ferro en Caballito (1-1) y el último y quinto consecutivo con San Lorenzo en Racing, también 1-1. Cinco presentaciones y cinco empates consecutivos en el arranque.

La racha se cortaría en Córdoba con una importante victoria ante Instituto (1-0) y el invicto de siete partidos se alargaría venciendo a Rosario Central 2-1 en Avellaneda con el recordado gol de Javier Lux y su dedicatoria a Tita Mattiussi, fallecida en los últimos días. La fecha 8 era ante Colón en Santa Fe. El equipo de Costas y Maschio era un cúmulo de voluntades, dirigidas adentro de la cancha por Marcelo Chelo Delgado, su mejor jugador, y único sobreviviente de cuatro años de costosos mercados de pases.

Un esquema clásico dibujado en 4-3-1-2, que tenía a Claudio Úbeda en su mejor versión como central zurdo y que sacaba mucho de cabeza, a su capitán Fernando Quiróz como un volante central de incansable despliegue, la gestación de fútbol en Sixto Peralta y arriba al Chelo con Cannobio.
A los 29 minutos del primer tiempo, y después de casi media hora de pocas llegadas, Delgado con mucha velocidad entra por derecha y con un fuerte derechazo vence la resistencia del arquero Leo Díaz. Racing ganaba 1-0 por su mejor individualidad aunque el sufrimiento, la moda de esos tiempos de Racing, no tardaría en llegar.

Siete minutos más tarde, Delgado tirará larga la pelota para pasar a Luis Medero y correrá por fuera de la línea lateral. En su paso chocó con cuatro policías que caminaban por allí. La marcha de los efectivos lo detuvo, y lo fastidió de tal modo que se quedó arrojándole insultos al cuarto árbitro. Lo resultante fue la expulsión que le propinó el árbitro Claudio Martín. Conclusión: ni el árbitro asistente advirtió a los policías que no pasen por allí, ni tampoco detuvo el juego antes del choque, ni Delgado debió haber insultado a un miembro de la terna. Racing con uno menos. Sin el mejor del equipo.

Aguantando y también perdiéndose un gol Lux, la demora en un tiro libre a favor provocaría la segunda amonestación de Sixto Peralta y la segunda expulsión en Racing. Ahora con 9, a aguantar con Colón en Santa Fe, en tiempos más que difíciles para que cualquiera visite el Cementerio de los Elefantes.

Racing pudo. Lo logró y como bien manifestó la edición número 1210 de Olé aquel domingo 26 de septiembre de 1999, fue Más Racing que nunca.
La Academia conseguía tres triunfos en serie después de cuatro años, treparía, increíblemente, por su situación financiera, a los primeros lugares de la tabla y despegaría de los últimos de los promedios. Ese equipo fue el primero en defender en la cancha, los años más duros de la historia del club. Un tiempo después, también en Santa Fe, y por el mismo torneo, debutaría en primera Diego Milito. Pero esa es otra historia.

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