Gracias por tu humildad

Opinión De Alma

Nicolás Montalá

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Goleador en arcos, goleador en todo...

Todo es no haberse olvidado jamás de su origen humilde, de sus épocas de peón de albañil de su papá. Jamás subirse al caballo de la fama es todo. Es su orgullo por el Barrio Nebel, su amor inconmensurable por la familia y los amigos, su lealtad a los valores del sacrificio, de la honestidad. Su sentido de pertenencia por el lugar que lo acunó y en el que se siente el hombre más feliz del mundo, incluso más que adentro de la cancha. Todo es su alma generosa para ayudar en silencio, para meter las patas y el corazón en el barro cuando hubo que ayudar a la gente tapada por las inundaciones en sus pagos.

Todo es su autenticidad, su sensibilidad, sus ojos brillantes cuando se le habla de sus seres queridos. Es su locura por Martina, su pequeña hija. Es su brazo tatuado con el nombre de mamá desde que ella un día se fue. Es un beso hacia el cielo como dedicatoria a ella ante cada gol. Todo fue no renegar en exceso por decisiones que, aunque algunas hayan sido equivocadas, fueron tomadas con convicción. Adentro y afuera del campo.
Y para aquellos a los que sólo les importa lo que el futbolista hace en una cancha, hizo mucho. Goleador del Racing campeón en 2014, artillero en la Libertadores 2015, fuerte de la cabeza, un toro embravecido en confianza cuando dos jugadas seguidas le salen bien, un tranco amenazante. Morfón a veces, sí, pero perdonable por tantas que hizo bien. Y personalidad, superación, huevos para cerrarles la boca a quienes lo fustigaban incluso antes de debutar en el equipo porque había llegado sin cartel. Se sobrepuso a eso. Y sufrió por las lesiones. Y por una oferta millonaria desde China que fue rechazada. Se levantó de nuevo. Y siguió adelante, primero con Diego Milito de compañero de ataque y después con Licha. Aprendió de ellos, incorporó el aprendizaje de pensar un poco más antes de definir, se comió algunas puteaditas por acciones individualistas... Se entregó siempre. Por su hambre amateur. Por tozudo. Por perseverante. Por ese mensaje de nunca claudicar que le inculcó una familia de laburantes.

Gustavo Bou fue todo eso en Racing. Mucho más que un delantero peligroso. Un ídolo de carne y hueso, siempre cercano a la gente, sin rencores hacia los que en su momento descreyeron de él. La Pantera se fue de Racing a tierra mexicana. El Tijuana, a partir de ahora, se llevará la atención del hincha de la Academia. Gracias Gustavo por todo lo que diste. Por tu humildad. He conocido a cada tronco pasar por Racing y subirse a un pedestal...

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8 comentarios en “Gracias por tu humildad”

  1. Qué grande Bou, muy agradecido y orgulloso de que fue nuestro algunos años. Ojalá vuelva pronto porque es irremplazable y se lo va a extrañar.

  2. El chabon vino, se banco que todo el mundo lo delire de arriba a abajo sin haber jugado un partido, metió mil goles, salió campeón, jugó una muy buena libertadores y ese pajero que comento arriba se queja porque no se quiso subir a un bondi de calentura en una pretemporada.. En Racing cada 3 hinchas, hay un estupido que no hace otra cosa que tirar mierda sin parar, como cuando bardean a Blanco siendo el mejor presidente que tuvimos en nuestra historia. Una pena compartir esta pasión con gente tan pelotuda.

    P/D: Te dejo 6 palos en el club y podrían haber sido 15, salame.

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