"Le hice caso al corazón"

Detrás del vidrio de la oficina del primer piso, sobre Avenida Libertador, el viento frío sopla fuerte y las aguas amarronadas del Río de la Plata se agitan. Parado, con sus brazos apoyados sobre un sillón, Enrique Triverio ni pestañea: observa, por primera vez, un video que armó su representante (Uriel Pérez) con casi todos sus goles en Toluca (en total metió 35 en 75 encuentros) y sus mejores acciones arrancando desde atrás. “Parezco bueno ahí, eh, me puede venir a buscar el Barcelona, je”, bromea. La pantalla le muestra una amplia gama de recursos para definir que incluye giros rápidos hacia ambos perfiles,cabezazos certeros, potencia cuando se lanza en velocidad, remates de derecha y de zurda (cuesta diferenciar cuál es su pierna hábil), capacidad para retroceder, panorama para asistir... A los 28 años, el artillero llegó a Buenos Aires con la idea fija de repartir ese abanico de herramientas con una camiseta que aún no se puso, pero que ya lo hace vibrar. “Apenas me enteré de que este club estaba interesado en mí, sentí una sensación de sorpresa. Pensaba: ¿Racing me quiere a mí? A veces, cuando apoyo la cabeza en la almohada, me agarra un cosquilleo en la panza. Sé dónde estoy, no podía dejar pasar esta oportunidad”, le cuenta Kike a Olé. Es la primera nota mano a mano que da como jugador de la Academia, un día después de arribar al país y tras la revisión médica que aprobó ayer a la mañana.

-¿Te costó concentrarte en Toluca cuando estaba Racing dando vueltas?

-Al principio no me emocioné demasiado porque era algo que recién se estaba armando. Por eso seguí con la cebeza puesta en los entrenamientos en mi club. De a poco lo de Racing fue tomando forma y me fui convenciendo de que podía darse.

-¿Por qué te asombró lo de Racing?

-No esperaba en ese momento que me fuera a buscar un club tan grande, con la gente que tiene y lo muy protagonista que fue en los últimos torneos. Antes de irme a México, cuando estaba en Unión en 2015, Cocca me había preguntado cómo estaba mi situación. Le expliqué que tenía una propuesta del exterior y me entendió. “A lo mejor algún día nos volvemos a ver”, me dijo, je. Y ese día llegó... Voy a volver a trabajar con él después de hacerlo con Defensa en los últimos seis meses antes del ascenso, en 2014.

-Contaste en México que te costó mucho tomar la decisión de irte. ¿Qué elementos pusiste en la balanza?

-Primero, que Racing es un club grande de Argentina. Pelea torneos internacionales, le va bien en los campeonatos locales, se está armando muy bien... Me contaron que es un club muy lindo y ordenado. Además, ya tenía ganas de volver para estar cerca de mi familia. Nunca dejé de extrañar este país. Esta posibilidad fue muy linda.

-¿Cuánto influyó la llegada de Fernando Uribe a Toluca para que te fueras?

-Un poco sí. Porque ya no estaba teniendo los minutos que deseaba. Cuando te toca esperar afuera, te agarran dudas e impaciencia en el día a día. Todos queremos jugar. Cristante (el técnico) me dio consejos como amigo mío que es. Me hizo saber que si me convenía irme para estar más cerca de la familia, lo hiciera. Yo le hice caso a mi corazón, a lo que sentía. Por más que en México estaba cómodo y el fútbol se vive de otra manera, con más tranquilidad, se extraña la adrenalina y presión que hay acá.

-¿Tu familia cómo reaccionó?

-Yo estaba solo en Toluca. Mi mamá y mis hermanos, en Santa Fe. Les comenté la chance de venir al país y se pusieron contentos.

-¿Y cómo fue vivir solo?

-A veces me costaba... Me agarraban días con muchas ganas de estar con mi mamá, de disfrutar unos mates con ella y mis hermanos. Eso es lo más lindo que hay. Ellos tienen sus compromisos, sus trabajos, y no podían ir siempre. Después, me fui acostumbrando. Yo era al que todos los compañeros invitaban a comer a sus casas. Iba a una y otra. La pasaba bien en ese sentido.

-A propósito de compañeros. ¿hablaste con Hauche, un ex Racing?

-Cuando le conté la noticia se puso contento. Me dijo que venía a un gran club, que voy a estar bien y que es impresionante lo fieles que son sus seguidores, que van a estar siempre apoyando. Igual, yo siempre supe de la convocatoria y de los hinchas tan apasionados que tiene Racing; es uno de los clubes con mayor cantidad de gente. Gaby también me pidió que le diera para adelante y disfrutara mucho esta oportunidad. Y me dijo que trate de hacer lo mismo que hacía allá.

-Independiente también te quiso. ¿Contemplaste esa opción o no fue firme?

-Sí, existió esa posibilidad. Pero eso lo manejaron los representantes y los clubes. No se llegó a un acuerdo.

-¿En estos dos años en México qué incorporaste a tu juego?

-Todos vamos evolucionando. Hoy estoy más tranquilo en la definición. Trato de buscar abajo, contra un palo. Me tomo un tiempo más adentro del área para intentar acomodar la pelota. Antes, apenas llegaba al área, quería hundir al arquero. Son repeticiones, situaciones de partido que vas tomando. A medida que vas errando, vas aprendiendo. Cuando fallás un mano a mano, eso te queda tres días en la cabeza. Y al próximo domingo vas a tratar de corregir esa jugada.

-¿Cómo superás los goles errados?

-Depende del ánimo que tenga. Si lo erro después de hacer un gol, lo voy a superar más rápido. Si erro dos seguidas, me va a costar... Pero siempre pienso en el lado positivo. Si erro algo, busco acertar en la próxima recordando lo que hizo el arquero en la jugada anterior.

-¿Cuáles son tus mejores virtudes?

-Ir, seguir. Todavía no tengo la madurez suficiente de saber adónde irá la pelota, me falta ese olfato de intuir si caerá al primer o segundo palo. Pero soy muy repetitivo. Si me equivoco, sigo hasta que me salga.

-Bou tenía esa característica: fuerte de la cabeza. ¿Te ves parecido en algo a él?

-A Gustavo le fue muy bien en el club, es muy querido en Racing. Por ahí me parezco a él en la fuerza, en la potencia. Pero yo no vengo a reemplazar a nadie, vengo para ayudar al equipo y al grupo.

-¿Cómo imaginás tu debut como local?

-No imagino tanto la salida al Cilindro, pero me imagino haciendo un gol, generando el grito de la gente y una linda locura... Hay que entrenar, entrenar, entrenar y no parar de entrenar para poder conseguirlo.

-¿Te ponés un objetivo de mínima en cantidad de goles?

-No hago eso porque me estaría poniendo presión o límites. Trataré de que sean varios o muchos. Prometo esfuerzo y sacrificio.

-¿Considerás que necesitás un tiempo de readaptación al fútbol argentino?

-Sí, porque existe mucha diferencia en cómo se sienten las marcas. Allá hay más espacios, los roces son muy diferentes. Tendré que volver a entender el fútbol de acá.

-¿Quiénes son tus referentes?

-Siempre me gustaron Batistuta y Diego Milito. Sus movimientos, todo lo que hacían en la cancha. No quiere decir que me parezca a ellos, je, pero siempre intenté copiar algunas cosas para ponerlas en práctica.

-¿Cómo evaluás el plantel de Racing?

-Hay mucha gente de experiencia. Quieroaaprender futbolística y humanamente de esas personas adentro de la cancha y en el vestuario. Porque es gente que ha pasado por muchos vestuarios en su carrera.

La nota se termina, Kike se despide de este diario y se prepara para irse a descansar. El lunes firmará contrato por cuatro años con Racing, el club que lo conmovió. Y eso que todavía no pisó el césped del Cilindro ni hizo el gol que tanto espera convertir.

Autor: Nicolás Montalá.

Fuente: Olé.

 

Esta nota habla de:

2 comentarios en “"Le hice caso al corazón"”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio