Por Racing fuimos de los pocos felices en 2001

Se humedecen los ojos. Las imágenes, cientos de imágenes, vienen a mi corazón. Mi cabeza se llena de pasado. El viaje es estremecedor. Hermoso. Un placer. Trasladarse al 27 de diciembre de hace 20 años, rumbo al Torneo Apertura, es transportarse a lo que fue la máxima expresión de la felicidad hecha locura. O de la locura reflejada en felicidad. Parecía eso, una locura, porque no lo podíamos creer. Racing campeón en 2001. Había que pellizcarse, asegurarse de que no se trataba de un sueño, sino de una realidad. O de un sueño hecho realidad. Una realidad paralela, también: porque fuimos los únicos felices en medio del estallido social, de la crisis, del derrumbe de un país. Nosotros estábamos metidos en esa burbuja que nos depositó en lo que más queríamos: la gloria.

Se humedecen los ojos. Tenía 26 años yo. Sentía, era consciente de que estaba frente a un acontecimiento irrepetible. Ante un fenómeno sin precedentes. Racing era amor para repartir por todo el mundo entero. Cada día, cada partido, cada venta de entradas, cada vez que el micro del plantel bajaba del Puente Pueyrredón y demoraba cincuenta minutos hasta llegar al Cilindro. El país se prendía fuego y la Academia llevaba sus llamas propias para todos lados.

Mariano Chirumbolo se quiso hacer el vivo con ese gol del empate de Vélez. Buscó fama, se ve, el tipo más recordado por los hinchas de Racing que por los del Fortín. Pero no pudiste arruinarnos la fiesta, hermano. Tampoco vos, Gato Sessa, que fuiste a buscar el córner... El cabezazo de Loeschbor nos había puesto en el paraíso y nadie nos lo quitó. La cancha de Vélez fue nuestra ese día. Y también el Cilindro, copado por quienes fueron en busca del mejor día de sus vidas para poner las miradas y el alma sobre esa pantalla gigante. Dos canchas llenamos. Dos estadios explotados de euforia.

Racing, campeón, 2001.
Mostaza, en el Amalfitani, en pleno festejo.

Mostaza Merlo y sus jugadores forjaron una relación de mucho compromiso y afecto en el Racing campeón de 2001

Se humedecen los ojos a las 1.47 de este lunes conmovedor. Cuando veo videos de Mostaza, de sus cábalas, de su simpatía, de sus cuernitos, de sus camisas... Me vuelvo a emocionar. Porque sé cómo lo querían (y lo quieren) aquellos jugadores. Reinaldo se había ganado el compromiso emocional de sus dirigidos. Había una relación paternal con ellos. Eran como los hijos que nunca tuvo. Los hijos que dejaron el alma por su papá. Mostaza armó un equipo que cansaba a los rivales. Era intenso (palabra de moda hoy), agresivo, dinámico, con transiciones rápidas de defensa a ataque y viceversa. Un equipo con una cabeza potente, ganador, con el temple justo para tolerar, sobre su espalda, la presión de mantener el liderazgo detrás de un título local que se le negaba desde hacía 35 años.

Unos huevos así de grandes tuvieron esos muchachos. Y así de grande fue el empuje de esos abuelos que querían que sus nietos e hijos, incluso, vivieran el disfrute de un trofeo local después de tanto tiempo. Los días de expendio de tickets eran un show aparte.. Los hinchas, en colas que llegaron hasta la cancha del vecino, acampaban una, dos, tres noches para asegurarse una entrada. Cuando las boleterías se abrían, arrasaban en un rato con los tickets. Se llevaban oro en bruto. Había que alentar a la Academia. Como siempre y como nunca.

A la Academia no le pesó la presión de River

Racing no se dejó amedrentar por River, que tenía un gran equipo y no le perdía pisada. El empate con Banfield, en cancha de Huracán, generó algo de temor en los hinchas, hasta que Mostaza sacó pecho y espantó cualquier tipo de energía negativa. "Ahora me enojé, vamos a ser campeones", le dijo a Titi Fernández, en el campo de juego, con lo cual se apartó por primera vez del "paso a paso" mesurado al que se venía aferrando. Lejos de sentirse más presionados, los jugadores se liberaron porque Merlo absorbió la responsabilidad. Y se hizo cargo.

Mostaza tenía razón. Racing campeón en 2001, nomás. Los ojos se humedecen, Se cae una lágrima. Muchas gracias, campeones, por lo que nos regalaron. Nos hicieron muy felices. Gracias Mostaza, ídolo.

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8 comentarios en “Por Racing fuimos de los pocos felices en 2001”

  1. año 2001, imborrable para RACING!!! nunca más atinado el título de la nota. NICOLAS. inolvidable y punto de partida para otra historia en el Club, que llevará tiempo como todo, hasta reencontrarnos como en el 66 con la epopeya de ser el RACING que todos queremos y anhelamos, Un abrazo akd para todos

  2. Como olvidarlo ,si me recorrí más d 2000 kmts 36 hs d viaje , para venir a verlo ,yo vivía en Brasil en ese entonces ,y fue una odisea llegar a la cancha d Vélez apenas 2 hs antes d q, empezará el partido, fue un día maravilloso y una aventura inolvidable ,RACING Campeón después d 35 años ,q, momento ,no podía parar d llorar ,hoy a 20 años d esa epopeya ,los recuerdos nuevamente me hacen rodar unas lágrimas por mí mejilla .

  3. Todos los campeonatos valen una estrella para la institución que lo gana y no hace mucho se discutía cual era el más valioso si el que ganó Mostaza ,el de Coca o el de Coudet y muchos se inclinan por el del Chacho por como jugaba el equipo pero para mí el de Mostaza tiene un plus dejando de lado el estilo de juego y es haber roto el maleficio de 35 años sin títulos por algo se le hizo una estatua .

    1. Todos son valiosos pero a mi me llama la atención que en esa comparación nunca se pondere el valor fundamental del torneo que gana Cocca, porque es el primero en que Racing deja de cortar clavos y pasa a ser el que arremete desde el fondo, el que se lleva puestos a todos, incluso ganándole a River de Gallardo y sacándole el título de la mano. Es más, desde Cocca fue que Racing inició sus mejores años en las últimas décadas porque él y Milito le cambiaron el chip a Racing. Por eso, si bien los tres títulos tienen cosas muy importantes, yo le doy mucho valor al de Cocca a pesar de que suele ser el menos considerado por los hinchas.

  4. Simplemente gracias a todo el equipo del primero al último y por su puesto a nuestro procer Mostaza Merlo.Tuve la suerte de verlo en Velez ,con hija Vanesa.Recuerdo imborrable.Nunca los vamos a olvidar.

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