Beto Carranza: “Gracias a Perfumo terminé la secundaria”

Simpático, ocurrente y perspicaz, así se lo escucha a Luis Alberto Carranza. El Beto, aquel pelilargo delantero que asombró a todo Racing con su habilidad a principios de los 90´, repasa en RdA su formación, su debut y todo lo que vivió en la Academia; ser dirigido por el gran Roberto Perfumo, haber integrado grandes planteles y pasar de ser el niño mimado de la gente  a abucheado por su transferencia a Boca. No te pierdas este mano a mano exclusivo con Trapito,  quien surgió de las entrañas del club, tuvo una carrera repleta de altibajos y peripecias, y hoy sigue ligado al fútbol como organizador de eventos deportivos e intermediario de jugadores.

-¿De qué barrio venís y como arranca tu pasión por el fútbol?

-Nací en el Hospital Fiorito de Avellaneda y viví desde chico en Quilmes, con mi viejo y mi hermana. De muy pibe ya arranqué a patear, hice las Infantiles en Quilmes Atlético Club y era mucho también de jugar en el barrio cualquier picado que se armara.

-¿Cómo se dio tu llegada a Racing?

-Todo arrancó un día que fui a jugar un amistoso con los chicos en un equipo de barrio que se llamaba “Los Primos”, contra una división de las Inferiores de Racing. Me acuerdo de que en ese partido estaba Beto Martínez, que era Coordinador en Racing, quien me propuso ir al club. Para poder jugar en Racing tuve que estar parado un poco más de un año, porque había un reglamento que decía que no podías pasar directo a otro club o algo así. Y finalmente, con edad de 13 ó 14 años, empecé a jugar en la Academia.

El Beto y el Turco. Aquel día, Claudio García se calzó los guantes por expulsión de Goycochea. Ganó la Academia 2-0 ante Vélez el 14 de abril de 1991.

-¿Qué compañeros tenías de tu camada en el club? ¿En qué posición jugabas en las Inferiores?

-Teníamos una linda categoría, hasta salimos campeones de Octava. Jugaban Fleita, el Cabezón Marini, el Roly Bustos, Pellejero, Carlos Agüero, Pipi Ventoso... Era muy lindo grupo. Yo jugaba como volante por izquierda, como el antiguo número 10. Después, a medida que fui avanzando en las Inferiores, me volqué más como delantero, pero tratando siempre ir por izquierda.

-Tenés dos apodos en el fútbol: Beto y Trapito. ¿Cómo surgió cada uno?

-Sí, y los dos me marcaron para siempre. Lo de Beto viene por mi nombre y me lo decían en Quilmes y en todas las Inferiores en Racing. Lo de Trapito lo invento el Turco García y era por mi contextura: el pelo largo y porque siempre en Inferiores tenía ropa rota, siempre le aparecía alguna ocurrencia y cómo no bancarlo, ja.

-¿Qué entrenadores fueron claves en tu crecimiento como futbolista adentro del club?

-Todos fueron muy importantes porque antes había muchas más carencias en los clubes en cuanto a Inferiores, y mucho más en Racing. Todo lo que uno hoy ve y escucha de los predios de Inferiores te hace pensar que es un lujo comparado con  lo de antes, en cuanto a instalaciones, indumentaria y demás. En mi caso personal fueron muy importantes Rubén Agüero, el Beto Martinez, el Peti Dominguez y varios más que me fueron marcando el camino.

-¿Qué recuerdos tenés de Tita Mattiussi?

-Cuando estábamos en Inferiores entrenábamos en la que hoy sería la cancha auxiliar y ahí siempre la saludábamos porque ella vivía debajo de la tribuna. Una vez que llegué a Primera la veíamos todos los viernes, día en el que nos preparaba una picada, era una fija compartir ese lindo momento con ella.

-¿Cómo se dio tu debut en Primera?

-En realidad, el primer partido no oficial se dio en un Torneo de Verano en Mar del Plata, en Enero de 1991, en un amistoso contra River. El técnico era Roberto Perfumo. No me lo esperaba. Si bien fui a la pretemporada, recuerdo que no estaba convocado ni para el banco de suplentes, pero se terminó bajando uno por lesión y entré en los últimos minutos de aquel partido, que si no me equivoco, terminó 0-0. El debut oficial se dio al poco tiempo en un partido contra Unión allá, donde terminamos perdiendo 3 a 1 luego de ir 1 a 0 arriba hasta los últimos quince minutos de partido.

-Lo mencionaste a Perfumo. ¿Cómo fue tenerlo de técnico?

-Roberto ha sido fundamental en mi carrera y siempre me ayudó mucho. El fue quien me hizo debutar en Primera, me dio tranquilidad y siempre me llamaba los jueves y viernes a mi casa para charlar no solo de fútbol sino de otras cosas. Gracias a Perfumo terminé la secundaria, fue el responsable. Porque siempre nos inculcaba lo fundamental de estudiar a la par de ser futbolista. Un verdadero señor y ejemplo.

-Marcaste algunos goles con la camiseta de Racing. ¿Cuál es el que más recordás?

-Y me parece que el primero que convertí, en una goleada a River. Íbamos perdiendo 1 a 0, logramos empatar, marqué dos goles y después ganamos 5 a 2 en un verdadero baile. Puede ser que ese haya sido también uno de los mejores partidos, aunque creo que en Racing mantuve un gran nivel el año y medio que jugué en Primera.

-¿Con qué compañero te entendías a la perfección?

-Había jugadores bárbaros en todos los puestos en ese Racing. Por ejemplo, lo tenías a Cacho Borelli, que para mí era el mejor defensor en esa época y después tenías la elegancia y la categoría de Ruben Paz y al crack del Turco. Ese equipo peleó el Torneo hasta el final y se nos terminó escapando tras perder con ese Boca donde jugaba Batistuta.

El Beto Carranza sigue conservando el mismo look que en sus comienzos en Racing.

 -Usabas el pelo por la cintura. ¿Marcaste tendencia en aquella época?

-Ja, lo tenía bien largo, igual ojo que ya se usaba mucho. Ni bien debuté en Primera me lo cortaron, pero me creció rápido por suerte. Después esa moda duró muchos años en el fútbol argentino, las fotos lo respaldan, je.

-¿Cómo calificarías a la gente de Racing?

-Sin dudas, es distinta al resto de las hinchadas por su manera de alentar, de seguirnos siempre y de haber estado muy metida con el equipo. Siempre me trataron con mucho cariño, más allá de todo lo que se dijo cuando me fui a Boca. En nuestra etapa había mucha presión por la sequía de títulos locales, nos lo hacían sentir, pero siempre alentándonos.

-¿Qué relación tenías con el presidente Juan De Stéfano?

-Era buena, porque si bien el club atravesaba momentos difíciles en lo económico, él siempre era muy respetuoso con nosotros. Pasamos momentos de mucha deuda con el plantel, pero él siempre ponía la cara, eso no se le podía reprochar. Por los quilombos de guita que tenía Racing, Juan me quería vender para que le ingresara dinero a la institución.

-¿Por qué fue tan conflictiva tu salida del club?

-En realidad se mezclaron varias cosas. Yo tuve buenos rendimientos en el equipo, lo cual hizo que llegaran algunas ofertas. Vino una buena de Boca y desde la dirigencia de Racing me dijeron que tenían que venderme. Me hicieron firmar un contrato por el 15% que supuestamente yo iba a recibir, que es lo que se solía hacer en ese caso de transferencias. El tema es que al poco tiempo la DGI me estaba haciendo un juicio por ese porcentaje de dinero que yo iba a cobrar, pero nunca me pagaron y de ahí muchos malentendidos, sumado al hecho de que el equipo que me había comprado era Boca.

-¿Cómo te recibió la hinchada cuando jugaste contra Racing con la camiseta de Boca?

-Me hicieron sentir que estaban enojados, pero yo los entendí porque se habían hablado muchas pavadas y además comprendí que la rivalidad era grande con Boca y la gente. El tema es que a mí desde la dirigencia del club me quisieron vender a Boca y uno, como profesional, tiene que brindarse al máximo, aunque es lógico que a la gente le duela. Por suerte, con el correr de los años, la gente de Racing me siguió demostrando cariño. Una cosa es cuando te cruzás a la gente por la calle y otra como actúa en masa en un estadio.

-Tuviste un buen paso por Boca y después te fuiste a jugar a Independiente...

-En Boca me fue bastante bien, fui parte del equipo que salió campeón del Apertura 1992. El paso a Independiente se dio a mediados del 95. Yo no andaba bien con algunos temas personales, que se me trasladaban a mi rendimiento. Y para colmo, a Boca habían llegado Maradona, Caniggia y sabía que no iba a tener muchas oportunidades en el primer equipo. Mi representante me ubicó en Independiente, donde jugué seis meses. Fui con el torneo ya comenzado y mostré una floja versión mía. Pasé, como quién dice, desapercibido.

-Después de Independiente te fuiste a jugar a San Lorenzo. ¿No te llamaron en ningún momento desde que te fuiste de Racing para que regreses al club?

-Hubo algún sondeo cuando yo estaba en Boca, pero nunca fue del todo firme por parte del club para que pudiera volver. Lo que me deja tranquilo respecto a Racing, es que sin dudas fue el lugar donde más pleno me sentí y pude mantener un gran nivel. En Boca tuve muy buenos partidos, pero luego perdí continuidad.

-¿Crees que te benefició tener un representante tan conocido como Settimio Aloisio en aquel momento?

-En realidad, el tema del representante es relativo, porque el que tiene que andar bien dentro de la cancha sos vos. Yo creo que él me ayudó a abrir algunas puertas pero apuntalado en lo que yo rendía cada fin de semana. Estuve con Settimio hasta que llegué a San Lorenzo, después seguí por mi cuenta.

-Estuviste cerca de dejar el fútbol a raíz de una lesión cuando estabas en San Lorenzo..

-Sí, tuve una lesión bastante importante en la rodilla que me dejó casi dos años sin jugar. Me pasó en un momento que justo estaba levantando mi nivel y ahí se me cruzó por la cabeza largar todo. Después de mucho tiempo logré recuperarme y pude continuar mi carrera.

-Te fue muy bien en el exterior tanto en México, Perú como Escocia…

-Llegué a Veracruz después de la lesión en la rodilla y jugué todos los partidos del campeonato. De ahí me fui a jugar a Universitario de Perú, donde tuve la suerte de ser campeón y anotar un gol muy importante. Después me fui a Escocia y jugué cuatro años en el Dundee United. Ahí fui compañero de Caniggia, un verdadero jugadorazo, por velocidad, habilidad y por sus condiciones.

-Te retiraste como futbolista profesional a los 33 años. ¿Cómo tomaste esa decisión?

-Cuando volví de Escocia, jugué un torneo en Quilmes y de ahí tome esa decisión en función de que sentía que hasta ahí había llegado. Blas Giunta me llevó a Almirante para que volviera a jugar un par de partidos y al poco tiempo largué todo.

-¿Cómo fue el tiempo después de haberte retirado? ¿A qué seguiste dedicado?

-No fue tan duro porque era algo que ya venía pensando. Por suerte seguí ligado al fútbol y obviamente a la famila. Tengo una hija, Milagros de 17 años, y trabajo desde hace tiempo en una oficina con varios amigos. Nos dedicamos a la organización de eventos deportivos y también a la intermediación de jugadores de fútbol, por lo que de alguna manera siempre mantuve la misma pasión.

-¿Te mantuviste en contacto con gente allegada a Racing?

-Siempre nos juntamos a comer con los chicos de mi generación, solemos reunirnos y nos cagamos de risa. Después, con Cacho Borelli me junto seguido, somos muy buenos amigos.

-¿Te gustaría retornar al club en un futuro para trabajar?

-Siento que no me preparé como para ser entrenador. Lo que si te digo es que me encanta verlo crecer a Racing, darme cuenta de todo lo que ha evolucionado en los últimos años y de todos los jóvenes que están apareciendo en la Primera.

-¿Cómo lo ves al equipo del Chacho Coudet para este semestre?

-Considero que Racing es un equipo que tiene mucho vértigo y que en cualquier momento se puede poner en ventaja en un partido. Creo que va a sentir la ida de Lautaro, pero si mantiene la idea de juego, puede andar muy bien, no tengo duda.

-¿Qué jugador del plantel actual de la Academia te hace acordar a vos como futbolista?

-Quizás con distintas características, pero porque suele volcarse por la izquierda, le gusta encarar en el mano a mano tiene mucha velocidad. Hablo de Centurión: si lo agarras en un buen día, no lo podes parar.

-¿Sentís que si hubieras nacido 20 años después hubieras podido trascender mucho más y haber llegado a jugar en una liga importante?

-Puede ser, hoy quizá los jóvenes en pocos partidos rindiendo bien, se les abren muchas puertas, pero también la realidad es que es muy difícil llegar a jugar en Primera. No es algo que me haya puesto a pensar.

-¿Te arrepentís de algo de tu época como jugador? ¿En tu rol de intermediario como aconsejas a los chicos que están dando sus primeros pasos en Primera?

-No sé si la palabra sería arrepentirme porque son cosas que ya se hicieron. Lo que si te puedo decir es que yo no era un fanático de los entrenamientos. Me cuidaba en las comidas y demás pero entrenarme no era de mis cosas favoritas. Después trate de dar lo mejor y ser un buen tipo, bueno para el grupo, eso me deja tranquilo. Y lo que yo puedo aconsejar es que hoy para trascender no alcanza solo con el talento, hay que entrenarse muy fuerte porque la profesión así lo demanda y lo exige.

-¿Fue Racing el club que más te marcó?

-Sin dudas. En Racing aprendí a disfrutar y también a sufrir. Tengo recuerdos inolvidables en el club. Jugando en Primera seguía yendo en colectivo a entrenar. Me iba con el bolsito en el 148 B con el Manija Akselman, ja. Racing fue el club que me abrió las puertas y me dio la posibilidad de  jugar en Primera, eso uno nunca se olvida.

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